miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ayudador y ayudado

Una de las maneras más comunes de no respetar a una persona –y también una de las formas más aceptadas por nuestra sociedad- es la de ayudarla. El ayudar a alguien impide a la persona vivenciar plenamente su tristeza, cólera, soledad, cuando sólo experimentándolas plenamente puede aceptarlas y asimilarlas. 

Esta conducta de vivenciar a fondo estas sensaciones sin evitarlas, le ayudan a integrar sentimientos a su vida, permitiéndole desarrollarse como ser humano completo e integrado. Lo que ocurre es que el ayudador de alguna manera está intentando ayudarse a sí mismo a través del otro. En otras ocasiones, el ayudador se convence y convence a los demás de que no necesita ayuda de nadie más. Casi todo ayudador tiene marcados sentimientos de desamparo que se atenúan cuando puede ayudar a alguien.

Cuando una persona trata de ayudar a otra, presupone que ésta necesita ayuda, y a la vez estimula el sentimiento de desvalimiento de la persona a la cual trata de ayudar, con lo cual la otra siempre podrá manejarla a fin de que vaya en su ayuda siempre que no quiera enfrentarse con situaciones que le son difíciles. Con esto, tanto el ayudador como el ayudado dependerán mutuamente el uno del otro.

– Manual práctico de psicoterapia gestalt. Ángeles Martín. 

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