sábado, 21 de junio de 2025

Buscando amor desesperadamente


La dependencia emocional es una conducta muy extendida en nuestra sociedad, una forma de relacionarse tóxica amparada por nuestra cultura amorosa y que se produce en la relación entre dos personas cuando una de ellas piensa que no podrá sobrevivir sin la otra y que, por mucho que la machaquen, allá se queda, esperando que el otro un día cambie y por fin sean felices.  

Las relaciones de dependencia emocional son claramente desequilibradas, asimétricas; una parte adopta el papel de dominante y la otra tiende a la sumisión. Quien manifiesta una actitud sumisa tiene una necesidad excesiva de buscar la aprobación del otro, pide cariño, intenta mantener la relación a flote aunque sea un desastre, y para conseguirlo intenta no crear conflictos, cede, pierde la dignidad. Tiene su autoestima tan baja que se conforma con las migajas, se asusta, no pone límites. La parte dominante, viendo esta debilidad, cada vez se vuelve más abusiva y la relación se va desequilibrando cada vez más. Muchas veces, esto se prolonga durante años o toda la vida.

Pero otras veces la persona dependiente emocional, cansada de sufrir toca fondo, saca fuerzas de donde pensaba que no había y hace una rebelión. Y dice que basta, que se ha acabado y empieza a cotizarse a la alza, a ayudarse a si misma, a hacerse valer. Decide que ya tiene herramientas (o las busca) para salir adelante por su cuenta. Y así, poco a poco, esta persona va recuperando su autoestima, su autonomía, su dignidad.

De esto se trata esta blog, de iniciar una rebelión contra la dependencia emocional. Entender porqué tantas personas asociamos amor con sufrimiento y caemos en relaciones adictivas, cuestionarnos porque amamos como amamos, qué concepto tenemos del amor y trabajar para cambiar el modelo y vivir amores más cuerdos y felices.

Artículos, recursos de autoayuda, terapia, talleres y mucho material de suporte para cambiar el cuento que nos contaron sobre amor.

miércoles, 20 de julio de 2016

El amor es universal, pero mujeres y hombres no lo vivimos de la misma manera


En nuestra cultura, el ser humano tiene en su centro el amor y en la jerarquía de nuestro modelo amoroso situamos el amor de pareja en primer lugar, luego el amor materno filial y, a mucha distancia, la amistad y otros amores. Así tener pareja es lo primordial. Pero, en la práctica, hombres y mujeres no lo vivimos igual por una cuestión de socialización.

A las mujeres se les inculca la idea de que deben dar amor, estar atentas a las necesidades de los demás y la tendencia es a esperar que ellas se encarguen de mantener y custodiar los vínculos afectivos, siendo, por tanto, las responsables del éxito o el fracaso de las relaciones. Continua la tendencia de que por encima de todo, la obligación de la mujer, sigue siendo cuidar las relaciones, postergando otros aspectos de su vida para atender al otro.

Los hombres también le pueden dar mucha importancia a las relaciones, pero no se pone en cuestión que, a parte de la pareja, tienen un espacio propio que proteger y que cuando encuentren a una mujer, ella se encargará de atender sus necesidades afectivas (y otras) y velar por la relación.

Según investigaciones, estas tendencias diferentes para unos y otras, continúan reproduciéndose en los jóvenes de nuestra sociedad. Las chicas continúan creyendo que en el amor hay una dosis de sacrificio y sufrimiento que hay que aguantar y los chicos saben que ellas están dispuestas a soportarlo.