sábado, 25 de julio de 2015

La reconquista de la pareja

Cuando se sufre de dependencia emocional, una de las mayores dificultades con la que hay que lidiar es la aceptación de una ruptura, así que los intentos por recuperar a la pareja se vuelven una obsesión. El miedo a la soledad, la incapacidad de asumir que ya no nos quieren o que no desean estar más a nuestro lado, nos nubla la mente y el corazón y una tiende a confundir las cosas con la intención inconsciente de mantener el vínculo, aunque sea en su fantasía. Se inicia un periodo de reconquista

Para autoconvencerse de que la reconciliación es posible, se tiende a ver confirmaciones de interés por parte del otro allí donde solo hay pequeños detalles amables. Confunde sensaciones con hechos reales. Por ejemplo, la persona que anhela el retorno de la pareja, se dice a si misma, “sí, a mi me ha llegado muy claramente su interés, sino no me habría saludado con “tanta” alegría cuando nos cruzamos el otro día por la calle”. Se engaña a si misma a golpe de autoconvencimiento, magnificando la más peregrina muestra de cordialidad o cortesía. Sobrevalora los pequeños gestos y, selectivamente, rechaza las mil evidencias que confirman el desinterés del otro. Así se mantiene aferrada a la esperanza del reencuentro.

A veces, y siempre en el amor no correspondido, lo primero que se tiene que perder es la esperanza. La esperanza solo sirve para alargar la agonía e impide que empiece el proceso de duelo. Nos da mucho miedo pasar por el dolor que implica la aceptación de una pérdida. Nos olvidamos, pero, que ya estamos sufriendo lo indecible intentado recuperar aquello que fue y ya no es y que, además, este dolor es estéril, nos hunde la autoestima, mientras que transitar el duelo es un dolor productivo que, a la larga, nos hará más fuertes e independientes.

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