En el amor tenemos que asimilar ciertas habilidades para detectar si la persona de quien nos hemos enamorado nos conviene, para identificar cuando las cosas van mal en una relación, para no autoengañarnos cuando no recibimos reciprocidad de cariño, para no justificar con razonamientos absurdos faltas de respeto o indiferencias, para saber cuando toca abandonar una relación.
No significa que no nos podamos enamorar, sino que utilicemos también la cabeza y el sentido común. Esta idea romántica de que lo único que cuenta es hacerle caso al sentimiento (¡es que le quiero!), obviando compatibilidades y correspondencias, es peligrosa. Tenemos que fomentar nuestra aptitud para reconocer donde vale la pena y donde no invertir nuestros afectos y si emocionalmente esta inversión nos compensa.
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