jueves, 25 de junio de 2015

Equilibrio afectivo

Las relaciones sanas están presididas por la reciprocidad de cariño, cuidado, atención, entrega. Uno no se siente por encima ni por debajo del otro, no hay luchas de poder para imponerse en la pareja. 

En las relaciones de dependencia emocional el equilibrio afectivo brilla por su ausencia; a veces de entrada, otras más sutilmente, uno va posicionándose en un lugar de poder y el otro, va cediendo, sometiéndose. Puede que se someta para evitar conflictos, para no disgustar al otro, para evitar el abandono. 

No significa que nunca debamos ceder en una relación, la propuesta es que nos escuchemos a nosotros mismos e identifiquemos si es aceptable o no para nosotros la situación que se está dando. Si no lo es, hay que plantarse y aprender a decir NO, poner un límite de la forma más tranquila y serena posible, sin amenazas, ni victimismos, ni dramas. 

Poner límites es especialmente difícil para los dependientes emocionales. Hay que empezar con pequeñas acciones, sacar de dentro la valentía (por escondida que esté) y enfrentarse a los miedos de lo que podría pasar si no cedemos a lo que nos proponen y no nos gusta. Hay que ir poco a poco, no nos vamos a envalentonar de un día al otro, pero cada acción en este sentido es un suministro de autoestima valiosísimo, un paso a un lugar más digno.

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