El amor y la pareja deberían
considerarse un pilar más en la estructura de la vida de una persona, no en el
fundamento de toda su existencia. Eso es demasiada carga que soportar y, además, cuando se resquebraja,
precisamente porque no aguanta tanto peso, se desmorona todo el edificio.
Hemos de diversificar y apoyar
nuestra vida en diferentes pilares, eso nos hace individuos más completos, más
libres, más sanos. La pareja puede ser algo importante, pero también lo son el
trabajo, las amistades, nuestra familia, las aficiones, el desarrollo personal.
Precisamente las mujeres,
tendemos a considerar el amor romántico como el eje de nuestra vida. Evidentemente,
hemos avanzado mucho si nos comparamos con
nuestras antepasadas y ahora, a parte de de la pareja y los hijos, desarrollamos
otras actividades en el ámbito profesional, social y económico.
¿Pero estamos avanzando en la
dirección correcta? No mientras prioricemos el amor romántico por encima de
todo. Creo que nuestro trabajo, especialmente el de las mujeres, está en no darle
más importancia a los vínculos afectivos que a nuestra propia autonomía. Esto no
significa que nos volvamos frías, insensibles o egoístas. Quiere decir, que sólo
desde la autonomía personal, desde la soberanía sobre una misma, se puede
escoger bien un compañero y crear relaciones que valgan la pena. Lo demás es
dependencia insana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario